México rezagado en biotecnología agrícola a pesar de cumplir 10 años con un sólido marco jurídico en bioseguridad
El 18 de marzo pasado se cumplieron 10 años de la expedición de la Ley de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), la cual tiene por objeto regular las siembras, importación y exportación de cultivos genéticamente modificados con el fin de prevenir, evitar o reducir los posibles riesgos que estas actividades pudieran ocasionar a la salud humana, al medio ambiente y a la diversidad biológica o a la sanidad animal, vegetal y acuícola.
Desde entonces, México cuenta con uno de los marcos regulatorios más rigurosos a nivel mundial para poder incorporar la biotecnología a la producción agrícola nacional. Este marco regulatorio se conforma por diversos instrumentos normativos, algunos de carácter internacional: Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (OGMs), Reglamento de la Ley de Bioseguridad de los OGMs, Régimen de Protección Especial del Maíz, Acuerdo de Centros de Origen y Diversidad Genética del Maíz, normas oficiales mexicanas, entre otros. A pesar de esto nuestro país sigue rezagándose en la adopción de la biotecnología agrícola moderna, ignorando el derecho de los productores de acceder a esta tecnología y de la comunidad científica nacional de desarrollar investigación en su propio país.
En este sentido, Alejandro Monteagudo, presidente ejecutivo y director general de AgroBIO México señaló que “la biotecnología agrícola es un instrumento eficaz para el desarrollo del campo, además de contribuir a satisfacer las necesidades alimentarias de una población creciente y demandante de alimentos de calidad. Por ello, y con una legislación rigurosa desde el punto de vista científico, nuestro país cuenta con todos los elementos para no seguir retrasando la siembra comercial de cultivos transgénicos”.
La Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados se ha aplicado durante estos 10 años con beneficios no sólo económicos, también sociales y ambientales. Muestra de ello son las ganancias documentadas por la siembra de algodón y soya transgénicos, con resultados notorios tanto en los rendimientos como en la reducción de costos de producción, reportando ganancias de hasta $177 dólares por hectárea y beneficios económicos por $293 millones de dólares, acumulados entre 1996 y 2013.
Cabe destacar que varios países cuentan ya con marcos regulatorios eficientes para la siembra de diferentes cultivos transgénicos generando importantes beneficios. Destaca el dato que el 60% de la población mundial vive en los 28 países que sembraron cultivos transgénicos durante 2014. De los cuales:
- 20 son países en desarrollo, como México.
- 8 son países desarrollados.
En 2014, 18 millones de agricultores sembraron estos cultivos; de los cuales, el 90% son pequeños y medianos productores. Los cinco principales productores de cultivos genéticamente modificados durante 2014 fueron:
- Los casos de Argentina y Brasil, países de condiciones socioeconómicas similares a la de nuestro país, son un claro ejemplo de los beneficios de la siembra de cultivos genéticamente modificados y su consecuente impacto positivo en el campo mexicano. Concretamente, se estima que, de 1996 a 2013, Brasil ha recibido beneficios económicos de hasta $ 24.8 mil millones de dólares y tan sólo en 2013, se documentó la ganancia de $ 6.3 mil millones de dólares.
-
País
Hectáreas sembradas
Cultivos
EE.UU.
73.1 millones
Maíz, soya, algodón, canola, remolacha azucarera, alfalfa, papaya y espinaca.
Brasil
1.9 millones
Soya, maíz y algodón.
Argentina
24.3 millones
Soya, maíz y algodón.
India
11.6 millones
Algodón
Canadá
11.6 millones
Canadá, maíz, soya y remolacha azucarera.
En tanto, de acuerdo con estimaciones de PG Economics, de 1996 a 2013, Argentina registró beneficios económicos que ascendieron a $ 17.5 mil millones de dólares; mientras que sólo en 2013, se documentaron ganancias por $ 1.9 mil millones de dólares.
Por otra parte, cabe destacar que la biotecnología agrícola es amigable con el ambiente, dado que contribuye a reducir la huella ambiental de la agricultura. Estimaciones hechas en el informe “Situación mundial de los cultivos biotecnológicos/GM comercializados: 2014”, establecen que desde 1996, la siembra de semillas transgénicas han reducido la emisión de CO2 equivalente a sacar de las calles a 12.3 millones de automóviles.
De acuerdo con el International Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications (ISAAA por sus siglas en inglés), las sequías, inundaciones y variaciones de temperatura se tornarán más severas y frecuentes a medida que enfrentamos los nuevos desafíos asociados al cambio climático y, por lo tanto, será necesario acelerar los programas de mejoramiento de cultivos para desarrollar variedades e híbridos que se adapten bien a los cambios más rápidos de las condiciones climáticas.