Presentan tratamiento para cáncer colorrectal
Se llama metástasis al traslado o diseminación de las células cancerosas de un órgano o tejido a otro. Las células cancerosas generalmente se propagan a través de la sangre o del sistema linfático. Que las células cancerosas hagan metástasis o no a otras partes del cuerpo depende de factores como: el tipo de cáncer, el estadio del cáncer y dónde se localizó originalmente el cáncer. El tratamiento que se administre al paciente para enfrentar la metástasis depende del tipo de cáncer y de a qué otros órganos o tejidos se ha propagado.
Los lugares más comunes a los que se disemina el cáncer colorrectal son los pulmones, el hígado y/o la pared del abdomen. Se calcula que entre 50 y 60% de los pacientes que enfrentan cáncer colorrectal (CCR) desarrollarán metástasis, es decir, las células malignas también invadirán otros órganos y tejidos, lo cual reduce considerablemente sus expectativas y calidad de vida, así como sus opciones de tratamiento.
Un estudio publicado por la Asociación Mexicana de Gastroenterología reveló que 90% de los pacientes con cáncer colorrectal siguen con vida después de cinco años del diagnóstico si éste se hizo cuando el tumor estaba en etapas tempranas, es decir, cuando el cáncer está en las capas internas del colon (Estadio I) o cuando se ha diseminado en la pared muscular del colon (Estadio II)². Sin embargo, las probabilidades de supervivencia se reducen durante el Estadio III, cuando el cáncer ha invadido los ganglios linfáticos. Cuando el cáncer colorrectal se detecta en etapas avanzadas (Estadio IV, lo cual implica que el cáncer se ha esparcido a otros órganos además del colon, principalmente al hígado, estómago y pulmones), menos de 5% de las personas diagnosticadas sobrevivirán cinco años después de la detección.
¿Cómo se evalúa el estado de salud del paciente?
Una manera de evaluar las capacidades del paciente en su día a día, así como su calidad de vida es a través de la escala ECOG (Eastern Cooperative Oncology Group), cuyos parámetros son los siguientes:
ECOG
Características del paciente
- 0. Muy activo, capaz de realizar sin restricción todas las actividades que antes del diagnóstico llevaba a cabo.
- 1. El paciente presenta síntomas que le impiden realizar trabajos arduos, aunque se desempeña normalmente en sus actividades cotidianas y en trabajos ligeros. El paciente sólo permanece en la cama durante las horas de sueño nocturno.
- 2. El paciente no es capaz de desempeñar ningún trabajo, se encuentra con síntomas que le obligan a permanecer en la cama durante varias horas al día, además de las de la noche, pero que no superan el 50% del día. El individuo satisface la mayoría de sus necesidades personales solo.
- 3. El paciente necesita permanecer en cama más de la mitad del día por la presencia de síntomas. Necesita ayuda para llevar a cabo la mayoría de las actividades de la vida diaria, como vestirse.
- 4. El paciente permanece en cama todo el día y necesita ayuda para salir de la cama, así como para el resto de las actividades cotidianas, como bañarse, comer, etc.
- 5. Muerte La mayoría de los pacientes con Cáncer Colorrectal mestastásico (CCRm) presentan un ECOG 4; es decir, permanecen en cama todo el día y necesitan ayuda para las actividades cotidianas, desde su higiene corporal hasta su alimentación.
Tratamiento
El tratamiento depende de múltiples factores, incluyendo el estadio o etapa en la que se encuentre el cáncer, edad del paciente, entre otros aspectos. Los tratamientos incluyen:
Cirugía: procedimiento quirúrgico por medio del cual se extirpan los tumores cancerosos.
Anastomosis: procedimiento que implica extirpar quirúrgicamente las partes del colon que están dañadas por células cancerígenas y unir aquellas secciones que están sanas. Esto generalmente deriva en una colostomía, que consiste en una abertura en la pared abdominal, a través de la cual se hace pasar un extremo del colon para formar un estoma, que es el revestimiento (la mucosa) del intestino. Las colostomías pueden ser permanentes o temporales; estas últimas permiten que la parte inferior del intestino grueso esté en reposo, de manera que cuando sana, el intestino se reconecta y vuelve a funcionar como lo hacía antes.
Quimioterapia: Son medicamentos que se administran por vía intravenosa u oral. Éstos entran al torrente sanguíneo y llegan a todas las áreas del cuerpo, por lo cual la quimioterapia es un tratamiento eficaz contra los cánceres que se han propagado a órganos distantes. En ocasiones, la quimioterapia se usa antes de la cirugía, pues esto ayuda a reducir el tamaño del cáncer y facilitar la intervención quirúrgica. De igual manera, la quimioterapia se puede administrar después de la cirugía para reducir las probabilidades de que el cáncer regrese. La quimioterapia también puede ayudar a aliviar los síntomas del cáncer avanzado, así como a prolongar la vida de algunos pacientes. La quimioterapia puede administrarse también a la par que la radioterapia.
Radioterapia: Consiste en el uso de rayos de alta energía (como los rayos X) para eliminar o encoger las células del cáncer. La radioterapia se puede utilizar antes de la cirugía si el tamaño del tumor o la ubicación del mismo dificulta extraerlo. También puede utilizarse tras la cirugía para eliminar cualquier célula cancerosa remanente, pero que no se puede ver, a fin de reducir la probabilidad de que el cáncer regrese en el futuro. La radiación también puede usarse para aliviar los síntomas de cánceres avanzados, como la obstrucción intestinal, sangrado o dolor. También se puede usar para tratar el cáncer de colon que se ha propagado, en particular si la propagación es a los huesos o al cerebro.
Terapias blanco o dirigidas: Estos fármacos atacan partes específicas de las células cancerosas que las hacen diferentes a las células sanas. Debido a que se dirigen específicamente a las células cancerígenas, mientras que las quimioterapias atacan a todas las células, las terapias blanco suelen originar efectos secundarios menos severos. A menudo estos medicamentos se usan para tratar los cánceres colorrectales avanzados. Algunas terapias dirigidas impiden la acción de ciertas enzimas, proteínas u otras moléculas que participan en el crecimiento y diseminación de las células cancerosas. Otros tipos de terapias dirigidas ayudan al sistema inmunitario a destruir las células cancerosas o a llevar sustancias tóxicas directamente a éstas y destruirlas. La terapia dirigida puede producir menos efectos secundarios que otros tipos de tratamiento del cáncer. La mayoría de terapias dirigidas son medicamentos de moléculas pequeñas o anticuerpos monoclonales.
Reutilización de terapias
Existen diversas guías clínicas que indican el tipo de tratamientos (cirugía, radioterapia, quimioterapia y terapia dirigida) que se deben ir administrando a los pacientes con CCR, dependiendo de sus características y la evolución de la enfermedad oncológica.
Una vez que se le han aplicado al paciente todos los tratamientos disponibles y hay resistencia a los mismos, el pronóstico es reservado. En estos casos, los médicos suelen reutilizar fármacos que ya se administraron anteriormente al paciente, ya sea solos o acompañados de otras terapias. Sin embargo, esto resulta poco útil, pues su organismo ya no reacciona de manera óptima a dichos fármacos. Así, la reutilización de los tratamientos actuales no ha demostrado alguna ventaja terapéutica; sólo ha podido demostrar un incremento de supervivencia global de 1.4 meses en promedio
Avances terapéuticos
Regorafenib (Stivarga®): Es el primer y único tratamiento aprobado en tercera línea en cáncer colorectal metastásico que ha demostrado prolongar la vida de los pacientes de forma significativa. Es una innovadora terapia de supervivencia en el tratamiento de cáncer colorrectal avanzado que ha demostrado reducir el riesgo de mortalidad en 23%, así como de progresión del cáncer en 51%, lo cual significa que existe una esperanza adicional luego de que otros medicamentos no han funcionado.
Según las Guías Clínicas para el manejo del paciente oncológico, hoy existen medicamentos estándar que ayudan a quienes viven con CCRm: las quimioterapias y/o las terapias blanco molecular. Cuando el medicamento de primera elección no funciona o no cumple con el objetivo terapéutico, el médico opta por uno de segunda línea que puede administrar solo o combinado con el anterior. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con cáncer colorrectal metastásico no responderán al tratamiento estándar en un momento determinado, de ahí que la alternativa final sean los fármacos de soporte y/o paliativos que, si bien no prolongarán la vida de paciente, sí permiten aliviar el dolor y los síntomas asociados.
Antes de Regorafenib (Stivarga®) no existía ningún medicamento que hubiese demostrado una reducción en el riesgo de muerte y de progresión del cáncer. Hoy, este fármaco ya está disponible en tercera línea de tratamiento para quienes viven con CCRm, lo cual significa que existe una esperanza adicional luego de que otros medicamentos no han funcionado.
Conforme se corrobore que Regorafenib (Stivarga®) beneficia a pacientes en etapas más tempranas, este fármaco innovador podría recibir la aprobación para administrarse como tratamiento de segunda y, posteriormente, de primera elección.
Regorafenib (Stivarga®) fue aprobado por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en 2014 como tratamiento de tercera línea, para el tratamiento de adultos con cáncer colorrectal metastásico quienes ya han sido previamente tratados con las terapias llamadas estándar o que no se consideran candidatos adecuados a dichas terapias.
Regorafenib (Stivarga®) destaca, en comparación con las terapias anteriores a ésta, debido a que es el único tratamiento para pacientes con cáncer colorrectal metastásico que inhibe los tres procesos clave en el crecimiento del tumor:
- Angiogénesis tumoral.- formación de nuevos vasos sanguíneos que “alimentan” al tumor.
- Oncogénesis.- error en la reproducción de la información genética de las células.
- Interacciones estromales.- invasión del tejido que recubre los órganos por parte de células cancerígenas.
Las estrategias terapéuticas anteriores a Regorafenib (Stivarga®) –incluyendo las quimioterapias y agentes biológicos– sólo inhiben alguno de los mecanismos que provocan el crecimiento del tumor, pero no todos.
Además, el paciente debe someterse a estudios moleculares muy específicos para determinar qué tipo de proceso está causando el crecimiento tumoral. Desafortunadamente, estos estudios no siempre están disponibles o al alcance de los paciente. En cambio, Regorafenib (Stivarga®) tiene un mecanismo de acción completamente innovador que inhibe los tres procesos clave en el crecimiento del tumor, lo cual implica que no es necesario hacer estudios adicionales para determinar de qué manera están creciendo las células cancerígenas.
Regorafenib (Stivarga®) es un tratamiento que destaca por su comodidad, seguridad y eficacia, pues se administra como monoterapia oral, por lo cual el paciente no debe trasladarse a los servicios médicos para recibir su tratamiento, lo cual reduce los costos, malestares e inconvenientes que ello implica. Así, debido a sus características, Regorafenib (Stivarga®) mejora el apego al tratamiento.
Además, a diferencia de otras terapias que se administran de manera continua, Regorafenib (Stivarga®) tiene una dosificación que permite suspender intermitentemente el tratamiento, lo cual resulta cómodo para el paciente.
Asimismo, Regorafenib (Stivarga®) es un medicamento bien tolerado por el paciente. Debido a que sus efectos secundarios son similares o menores a los de otras terapias, se pueden prevenir y controlar.
Más vale prevenir que lamentar
La causa exacta del cáncer colorrectal se desconoce, por lo que no es posible prevenir la mayoría de los casos. Aunque muchos factores de riesgo como la edad, raza e historia familiar no pueden ser controlados, sí es posible reducirlos mediante un cambio en el estilo de vida que incluya alimentación adecuada (rica en fibra y baja en grasas animales), dejar de fumar, realizar actividad física regular, etcétera.
El cáncer no es sinónimo de muerte. La detección oportuna permite incorporar al paciente al tratamiento más adecuado, impidiendo la progresión de la enfermedad con mejor pronóstico de recuperación y cura.
Se recomienda a todas las personas mayores de 50 años de edad someterse a exámenes de detección –particularmente una colonoscopia anual– para determinar si existen pólipos que pudieran transformarse en tumores malignos o si ya hay tumores. En casos con antecedentes familiares, el control se deberá iniciar a edades más tempranas, para ello, es fundamental acudir con el médico, quien determinará el momento y tipo de estudio a realizarse.
Los pacientes bien informados hacen que muchas enfermedades consideradas mortales, como el cáncer colorrectal, sean hoy padecimientos crónicos con los que se pueda vivir.
Estadísticas sobre cáncer de colorrectal
El cáncer colorrectal ocupa el 4to. lugar de incidencia entre los padecimientos oncológicos en México, registrando 8 mil 651 casos cada año y ha registrado un aumento con los años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002 este tipo de cáncer reportó una incidencia de 3.5% en México, mientras que en 2012 dicha estadística creció a 5.8%. Anualmente fallecen 4 mil 694 personas en nuestro país por este motivo.
Entre 50 y 60% de los pacientes que enfrentan cáncer colorrectal (CCR) desarrollarán metástasis, es decir, las células malignas también invadirán otros órganos y tejidos, lo cual reduce considerablemente sus expectativas y calidad de vida, así como sus opciones de tratamiento.
Un estudio publicado por la Asociación Mexicana de Gastroenterología reveló que 90% de los pacientes con cáncer colorrectal siguen con vida después de cinco años del diagnóstico si éste se hizo cuando el tumor estaba en etapas tempranas, es decir, cuando el cáncer está en las capas internas del colon (Estadio I) o cuando se ha diseminado en la pared muscular del colon (Estadio II). En cambio, cuando el cáncer colorrectal se detecta en etapas avanzadas (Estadio IV, lo cual implica que el cáncer se ha esparcido a otros órganos además del colon, principalmente al hígado, estómago y pulmones), menos de 5% de las personas diagnosticadas sobrevivirán cinco años después de la detección.
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